Acercarse en la naturaleza
a la condición de la vida,
dejando correr sus aguas
en la frescura del instinto
y olvidando en el idealismo
la posesión de la inmensidad
perpetuamente esquiva
a la inmanencia del hombre.
Hayedo de otoño
delicadeza en tus colores,
rocío hechicero y perfumado,
esplendor entre raíces y cielo,
néctar para los ojos
y dulzura para la meditación.
© José Luis
A 300 km de Salamanca, en la provincia de León, se encuentra esta pequeña población...
Con un espectacular bosque de hayas y cascadas...
Aparte de la vida que ofrece el agua a esos seres pequeños...
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