La puerta
camino prohibido
suspicaz espalda
se muestra en sus herrajes
galardonada
pero también hermética
con una salida
franqueable
huye mi mano hacia el audaz
en su roce salvaje
y un suspiro lo eleva
sorteando los ángeles
un largo instante lo abate
a mayor gravedad mayor estruendo
tiemblan los árboles
y se aceleran mis miedos
las agujas me apuntan
chirría los charnelas
con voz de hombre...
“¿Quién llama a la peta?”
el correo por su hueco me replica...
© José Luis
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