¿Dónde está la belleza?
¿En la mirada?
¿En lo que se ve?
¿En los colores?
¿En la imagen?
¿En la emoción?
¿En el recuerdo?
¿En lo que ve el corazón?
¿En quien mira?
……………………………………
¿Dónde?
Persigo rastros, hostigo pistas... a través de palabras, fotografías e imágenes mientras camino...
¿Dónde está la belleza?
¿En la mirada?
¿En lo que se ve?
¿En los colores?
¿En la imagen?
¿En la emoción?
¿En el recuerdo?
¿En lo que ve el corazón?
¿En quien mira?
……………………………………
¿Dónde?
Flotan la nubes, pareciera que suspendidas en la inmensidad azulada del horizonte. Consigue el sol sus glaucas pinceladas sobre la tierra, a la que, en ocasiones, acompaña su inseparable hierba. Noto el aire entre mis dedos, resbalando dulces pensamientos mientras los pasos, imparables, se quejan de la pesada marcha entre tórridos rayos.
A lo lejos me lleva la mirada, tan lejos que hace pequeñas las montañas. Qué arduo es saberse tan lejano y, a la vez, mantener presente los recuerdos de tantas piedras pisadas, de tanta sombra entre bosques o de tanta lluvia en la capa. No importa la distancia cuando allí me lleva la alegría.
Por senderos de Portugal se va extendiendo mi camino entre campos, ciudades amables, corrientes serpenteantes y aguerridos valles. Quizá alguna ojeada me reconozca tras sus vidrios... ese caminante, que de vez en cuando, le trae inexcusable su infancia.
Dejaré estar mi mente concentrada en el paisaje, la grabaré tal cual aparece en la imagen, para cuando me acuerde, vuelva a ella y sienta la quietud de aquel instante.
© José Luis
El ancestral carnaval de la aldea de Podence es uno de los
eventos tradicionales más importantes del norte de Portugal. La gran
participación de la comunidad que ha logrado preservar esta tradición
durante siglos y la importancia que actualmente tiene en los eventos
culturales de la región han sido determinantes para que la UNESCO
declarara al Carnaval de Podence Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Durante el Carnaval, las figuras "diabólicas" de los Caretos
—jóvenes con trajes de flecos de colores, máscaras de nariz puntiaguda
hechas con latas de estaño o cuero y cencerros en la cintura— deambulan
por las calles de Podence haciendo ruido y perturbando la tranquilidad
habitual de la aldea.
En su origen estaban asociados con la
figura del "diablo suelto" y representaban los excesos, la euforia y la
alegría que se permiten en esta época del año, después de los fríos
meses de invierno, celebrando a su vez la fertilidad de la primavera que
se acercaba.
Estuve allí el 11 de febrero de 2017 con el grupo Debotas de Salamanca.
Los Carnavales de Villanueva de Valrojo son todas las calles del pueblo, calles de trazado sinuoso, pero entre casas de piedra, que le dan un encanto especial. Llegar a Villanueva de Valrojo una tarde entre el Domingo y el Martes de Carnaval es oír sonidos de cencerros por doquier y ver a personajes vestidos de coloristas disfraces, bien arlequinados, bien floreados o combinados entre sí; son los Cencerros.
La primera vez fue el 26 de febrero de 2027, con el grupo Debotas de Salamanca.
Y fuimos este año el 2 de febrero con el Club Andaya de Salamanca, pero el mañana tiempo acortó nuestra visita.
La fiesta de los Cucurrumachos de Navalosa se celebra en el Domingo Gordo o Domingo de Carnaval en la localidad española de Navalosa. Se trata de una fiesta considerada de Interés Turístico Regional y Bien de Interés Cultural.
Los Cucurrumachos son personajes que visten un mono tradicional de manta pinguera y cubren sus rostros con máscaras de madera recubiertas de crines de caballo, huesos, cuernos y pieles de animales. También llevan decenas de cencerros y zumbas atados a su cuerpo y portan horcas o estandartes con cráneos y huesos animales. La fiesta es organizada por los quintos y quintas del año, que buscan una casa vieja o un local para convertirla en su Casa de los Quintos, lugar donde se prepara la fiesta.
Asistí por primera vez el 7 de febrero de 2016.
Ambas visitas fueron preparadas por el grupo Debotas de Salamanca.
Pasear por el campo en estas fechas
tiene un atractivo especial:
el verde intenso de los prados,
el azul infinito del cielo...
y el colorido que los almendros
ceden a las panorámicas.
Así como la tierra
devuelve a su interior la esperanza,
el 2024 nos devuelve a la memoria
todos esos momentos
que nos han hecho dichosos.
Afianzamos nuestros deseos y pensamientos
con la realidad que día a día transformamos,
por eso para este 2025
busco las semillas
de la alegría, felicidad, salud, paz, compañía…
para seguir en el camino de la vida
compartiendo buenos momentos,
saludando a los días con amor
y sabiendo que, un año más,
podemos saborear las mieles
de la creación.
Brindemos por el 2025
© José Luis
Este frío inquieto anticipa el invierno...
Hace tiempo ya que las castañas no moran en el árbol.
Son las caídas hojas ocres y tejas las que en el suelo perduran,
con la lluvia penetran en mi mente con su olor a naturaleza.
Me gusta el otoño en sus cambiantes colores
porque irisan en mi pupila y embellecen el alma.
Ahora mi recuerdo es para esa castañera,
asidua en la orilla del Bernesga,
seria y concentrada en su quehacer,
fulgurante en su presencia,
bronceada en sus pliegues...
con mirada ausente quizá recuerde
mocedades de otras épocas otoñales...
© José Luis
Sonidos y palabras anegan la estancia
a esta hora imaginativa del reposo,
mis percepciones entrecruzan la música
entre imágenes y puntadas de ideas libres.
Rondan las cuerdas frágiles notas del violín
en el torrente de acústicas revelaciones,
las teclas apaciblemente pulsadas se hunden
en apacible paz y atrevidas impresiones.
Melodiosa voz femenina modula la luz,
se ha ido azuladamente apagando el día
dejando los anaranjados puntos de luz
en los bordes cristalinos de la ventana.
La noche no trae el frescor noctámbulo,
pesadamente el calor avasalla la estancia
blanquecina, aletargada, suspirosa…
en cada exhalar el pecho desahoga
los latidos, siento el temblar de la sangre
que reiteradamente vivifica mi cuerpo.
El compás marcado con el vaivén mis pies
me devuelve a la realidad del entorno,
despido a las letras del teclado, me oculto
en la tenue sombra alargada en la pared
alargando la placidez de este momento.
© José Luis
Corriente de aire que vuelas
que llevas en tus brazos
la luz del día y el silencio de la noche,
que entretejes entre ocaso y alba
los encuentros inesperados
con la sutileza de unas alas irisadas,
a ti hoy entrego mis pensamientos.
Abril, mes primaveral, vienes ventoso
con un ímpetu frenético y descontrolado,
pero aun así prosperan las flores y atavían
la visión insondable de los campos,
playas y montañas resueltamente abstraído…
Distingo con sus antenas inquietas un insecto
que se fija con sus viscosas y tiznadas patas
en los azulinos pétalos de papel crepé
hurgando en la blanquecina copa
en búsqueda líquida y suculenta…
No se percata de que es observado.
No es el único inquilino de las flores,
a su derecha una diminuta araña
escala lentamente la cerúlea colina
con sus ocho patas minúsculas y articuladas…
No me había percatado de su presencia
hasta agrandar la imagen en el ordenador,
tecnología en auxilio de mi falta de indagación.
© José Luis