domingo, 4 de mayo de 2014

Acordeonista deleitado



  
Resuena la calle en la soledad
notas que se alejan del acordeón
transitan por las piedras y fachadas
por los oídos del quebrantado público
entre la luz y la sombra de la tarde.
  
Inmerso en las antiguas pulsaciones
su cabeza pulcra y perpleja se mueve
transeúnte desde la perdurable mirada
hasta la emoción inquietamente sosegada,
su boca sigilosa guarda las palabras.
  
Noto el aire equilibrado por los fuelles,
el olor del mar escurridizo y atribulado
dejó la línea crepuscular el horizonte
al abandono de los amores entusiastas,
Euterpe posa los labios en su frente.
  
La música purifica reflectante mi alma,
otro mar platea los fragosos sentimientos
escucho agradable pasear aquella voz
el recuerdo fugaz que origina una vida.
  
© José Luis

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