Lluvia y flor de otoño
el aire aroman
un domingo de septiembre
la montaña.
En cada paso mana la humedad
resquebrajando las entrañas
al paso de mi sombra,
el sol se ha escondido
con juegos de luz y sombras
las piedras se muestran
en caprichosos contornos,
es orégano lo que me perfuma.
Valdesangil se muestra en colorido cuadro
de hierbas amarillas, verdes prados,
enrojecidos helechos y nubes blanquinegras.
A mis pies miles de campanillas repican
con sus filamentosos badajos
entonaciones nacaradas y ocres,
contemplo en el resbalar de sus lágrimas
mis propias alegrías
mis inconvenientes tristezas…
la belleza como la vida
son eternas
porque son humanamente efímeras,
extraordinariamente sensitivas.
Me refugio en el silencio de la mañana
permitiendo a mis pensamientos,
aún atados a la reclusión,
que libremente vaguen
entre las formas
en que las piedras se dejaron
amansar por la naturaleza.
© José Luis
Persigo rastros, hostigo pistas... a través de palabras, fotografías e imágenes mientras camino...
miércoles, 30 de septiembre de 2020
Lluvia y flor
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