Este frío inquieto anticipa el invierno...
Hace tiempo ya que las castañas no moran en el árbol.
Son las caídas hojas ocres y tejas las que en el suelo perduran,
con la lluvia penetran en mi mente con su olor a naturaleza.
Me gusta el otoño en sus cambiantes colores
porque irisan en mi pupila y embellecen el alma.
Ahora mi recuerdo es para esa castañera,
asidua en la orilla del Bernesga,
seria y concentrada en su quehacer,
fulgurante en su presencia,
bronceada en sus pliegues...
con mirada ausente quizá recuerde
mocedades de otras épocas otoñales...
© José Luis