Salimos del Paso de los Lobos después de haber desayunado en El Cabaco.
Lo primero las estupendas vistas desde el paso...
por un lado,
por otro,
y por otro...
Las hileras de senderistas por los caminos
las miradas,
las flores,
petroglifos,
chozos,
cruces,
sendas en la lejanía (La Carbonera),
los puertitos,
el Monasterio de las Batuecas (con un gran zoom)
los colores en el campo (paisajes y flores).
El camino, aunque nublado repleto de aromas (no foto) y color
pequeñas fuentes.
Todo un placer para la vista, el caminante, los aromas, piedras...
Dejar la mirada en el horizonte,
perderte en la lejanía.
posar los ojos en lo deconocido,
o en extraños bichitos...
Las flores muchas veces son las protagonistas,
con bichos,
sin bichos,
húmedas...
Y en la llegada al Ladrillar el polen,
sus gentes,
sus edificios...
De nuevo de camino al Cabezo
con subidas,
bajadas,
más flores,
más bichos
bromas del camino,
juegos de luz y color,
los selfis de Beto,
algún que otro sapito...
La naturaleza siempre protagonista,
y el paisaje,
y los árboles,
los detalles,
y, claro, nosotros ( o ellos ).
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